Dar para recibir es un acto interesado. La verdadera entrega no espera un retorno, sino que se ajusta al ideal de que si todos diéramos y amáramos, el mundo sería mejor. Da y punto. Cumple con tu parte, y allá lo que hagan los demás.
Por eso, no importa quién da más, lo que importa es que cada uno se ponga a disposición de los demás, y aproveche sus posibilidades de hacer.
Todos deberíamos dejar la cabeza a veces a un lado, y vivir con el corazón.
Si la cabeza te dice una cosa.
Ilustración Alica Feagan